domingo, 6 de abril de 2008

La Madrila (Cáceres)

Domingo, 16 de marzo, 8 horas de su mañana. La noche ha sido dura y aún se pueden observar los últimos coletazos de ese ciclón de cultura que nos inunda y nos arrastra a la insolidaridad, la chabacanería… y la barbarie. Un político, muy conocido, denostado por unos y aupado al poder por otros, ha llegado a decir: “La verdad no nos hace libres (como se ha dicho), sino que la libertad nos hace más verdaderos”. Y es cierto, la libertad entendida como “hago lo que me da la gana porque estamos en democracia” hace sin lugar a dudas aflorar la verdadera esencia de muchos de nosotros. El burro que lleva dentro, el animal aupado al grado de la irracionalidad a consecuencia de la falta de valores.

Quizás (vamos, seguro) haya sido ese cretino concepto de libertad el que ha llevado a los insolidarios, animales (verdaderos) y trozos de carne con ojos y con móvil a lanzar dos botellas de cerveza contra la ventana de una vivienda, rompiendo el cristal, tras el cual una joven madre cambiaba los pañales a su bebé, todo ello por el atrevimiento de esta mujer a pedirles por favor que bajaran el volumen de sus equipos de música de sendos coches estacionados bajo su ventana y dentro de una zona propiedad del inmueble.

Estos energúmenos, contra los que la Policía dice no poder hacer nada, salían de un local “de ruidos” próximo, que emplea la artimaña de cerrar sus puertas a la hora estipulada (más o menos) pero que permanece con toda la chusma dentro. Después al mediodía salen aborregados por el ruido y el consumo de alcohol y drogas y realizan un alarde de libertad: se mean y cagan en nuestras aceras y rincones, siguen consumiendo alcohol y drogas y colocan sus equipos de música a toda potencia. Los que no sean “verdaderos”, incluidos ancianos, enfermos y niños, que se jodan y aguanten estoicamente el desparrame de libertad y cultura

Lo más grave: Esto sucedió sobre las 12 del medio día, después de la insoportable noche del sábado. Algunos vecinos telefonearon a la Policía Municipal, quejicosos de la noche pasada y de tener que seguir aguantando el insoportable ruido, solicitando que las llamadas fuerzas del orden lo impusieran. Pásmese el lector sensato. Se les dijo: “qué quiere señora, ya es de día” “Es que no podemos hacer nada” “tiene que venir a comisaría y denunciarlo por escrito” “No tenemos ninguna dotación por que están en la procesión”, etc. Etc. ¿Se imaginan ustedes que llamemos a los bomberos y nos contesten algo parecido?

Se - pues además así lo ha advertido cierto concejal de mi ciudad - que estos energúmenos seguirán pisando mi barrio. También se - y también advierto yo - que todo tiene un límite.

¿Cáceres ciudad cultural 2016?